El principal enemigo de la piel en verano es la radiación ultravioleta. En esta estación la radiación solar es muy intensa y alcanza las zonas más profundas de la piel aumentando el riesgo de cáncer de piel. La intensidad de la radiación ultravioleta no es la misma a cualquier hora. En las horas centrales del día, es decir, de 12 a 16h durante los meses de verano la exposición solar no está recomendada para ningún tipo de piel.
Los principales efectos nocivos del exceso de sol son: cáncer de piel, arrugas y alteraciones de la pigmentación.
Después del verano es frecuente que observemos un oscurecimiento de las manchas o aparición de manchas o lunares nuevos. Esto puede ocurrir inmediatamente o con mayor frecuencia de forma acumulada con el paso de los años.
Por tanto, tras el verano es conveniente cuidar la piel utilizando unos cuidados cosméticos adecuados ya que ayudan mucho a mejorar su salud y su aspecto.
También es importante cuidar que nuestra alimentación sea lo más variada y saludable posible, evitando las grasas saturadas artificiales y alimentos envasados o precocinados carentes de vitaminas.
Una dieta pensada para mejorar la piel debería incluir: cereales integrales, frutos secos, pescado azul, verdura fresca y fruta rica en vitamina C.
La dosis necesaria de cada vitamina para mejorar la piel es difícil de ingerir en forma de alimentos. Especialmente en aquellas personas que realizan ejercicio físico intenso o sufren de estrés emocional. En estos casos es recomendable el uso de complementos alimenticios adecuados para aumentar los recursos del organismo a la hora de proteger nuestra piel y nuestro cabello.