El sol nos ayuda a sintetizar vitamina D (imprescindible para nuestros huesos), es fundamental en la regulación del ritmo circadiano sueño-vigilia y tiene otras funciones biológicas y psicológicas imprescindibles para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Sin embargo, «el sol tiene una doble cara ya que cuando la radiación ultravioleta (RUV) es demasiado alta es peligroso para la salud.
Las claves para tener un rostro armónico pasan por la simetría y proporción de la cara. Los ojos, nariz y labios deben ser proporcionados al tamaño del óvalo facial.
Los dos tipos de manchas más frecuentes que aparecen tanto en mujeres como en hombres tras la exposición solar: los léntigos solares y el melasma, también llamado cloasma o paño.