Alopecia

La alopecia, comúnmente conocida como pérdida de cabello, es una condición que puede afectar tanto a hombres como a mujeres de diversas edades. Se caracteriza por la disminución o ausencia de cabello en áreas donde normalmente crece y puede manifestarse de diferentes formas según su causa y evolución. 

Aunque en muchos casos la pérdida de cabello es progresiva, existen tratamientos efectivos que pueden frenar su avance y estimular el crecimiento capilar.

 

Tipos de alopecia

La alopecia se clasifica en dos grandes grupos: cicatriciales y no cicatriciales, dependiendo de si el folículo piloso conserva su capacidad de regeneración o si ha sido destruido de manera irreversible.

Alopecias no cicatriciales

En este grupo, los folículos pilosos no se destruyen permanentemente, lo que permite la recuperación del cabello con el tratamiento adecuado.

  • Alopecia androgénica. Es la forma más común de alopecia y se asocia a factores genéticos y hormonales. En los hombres, suele comenzar con la recesión de la línea de implantación, especialmente en los laterales (entradas)  y la pérdida en la coronilla, mientras que en las mujeres se presenta como un adelgazamiento difuso sin afectar la línea frontal.
  • Efluvio telógeno. Es una caída difusa y temporal del cabello, desencadenada por factores como estrés, enfermedades, cambios hormonales o déficits nutricionales. Una vez que se elimina la causa, el cabello suele recuperarse gradualmente.
  • Alopecia areata. Se trata de una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca los folículos pilosos, provocando la caída repentina del cabello en parches. Puede resolverse de manera espontánea o evolucionar hacia formas más extensas, como la alopecia total (pérdida completa del cabello en el cuero cabelludo) o la alopecia universal (afectando todo el cuerpo).
  • Alopecia traumática. Provocada por agresiones físicas repetidas en el cuero cabelludo, como tracciones excesivas por ciertos peinados, tratamientos químicos agresivos o el uso prolongado de herramientas térmicas. La tricotilomanía, un trastorno en el que la persona se arranca el cabello compulsivamente, también puede desencadenarla.
Alopecias cicatriciales

En estas formas de alopecia, el folículo piloso es destruido de manera irreversible y reemplazado por tejido cicatricial, lo que impide el crecimiento del cabello. Pueden estar causadas por enfermedades autoinmunes, infecciones, traumatismos o quemaduras. Ejemplos incluyen el lupus eritematoso cutáneo y el liquen plano pilar.

Causas de la alopecia

Las causas de la alopecia son variadas y pueden incluir factores genéticos, siendo la predisposición hereditaria un elemento clave en la alopecia androgénica. Los cambios hormonales, como los que ocurren durante el embarazo, la menopausia o los trastornos tiroideos, también pueden influir en la caída del cabello.

En el caso de la alopecia areata, el sistema inmunológico ataca erróneamente los folículos pilosos, provocando la pérdida del cabello de forma localizada o generalizada. El estrés físico o emocional puede desencadenar efluvio telógeno, un tipo de caída temporal del cabello, mientras que deficiencias nutricionales, como la falta de hierro, zinc o proteínas, afectan la salud capilar.

Además, ciertos medicamentos, incluidos los fármacos de quimioterapia, anticoagulantes y anticonceptivos, pueden tener como efecto secundario la pérdida de cabello. Para prevenir este tipo de caída, el uso de suplementos nutricionales específicos puede contribuir a fortalecer el cabello desde el interior y mejorar su resistencia.

El tratamiento de la alopecia depende de su tipo y causa. Presentamos las opciones más utilizadas para frenar la caída y estimular el crecimiento del cabello.

  • Tratamientos tópicos. El minoxidil es una de las soluciones más eficaces, ya que estimula el folículo piloso y prolonga la fase de crecimiento del cabello.
  • Tratamientos sistémicos. Fármacos como el finasteride o el dutasteride, que bloquean la conversión de testosterona en dihidrotestosterona (DHT), ayudan a ralentizar la miniaturización del cabello en la alopecia androgénica. El minoxidil oral tiene muy buen perfil  de seguridad y evita tener que aplicar una loción a diario.
  • Terapias inmunológicas. En casos de alopecia areata, los corticosteroides tópicos o inyectados pueden ayudar a modular la respuesta inmune y estimular el crecimiento del cabello.
  • Terapias regenerativas. Procedimientos como la mesoterapia capilar favorecen la regeneración de los folículos pilosos y fortalecen el cabello debilitado.

Los suplementos con biotina, zinc, hierro y otros micronutrientes específicos, como las cápsulas de Tuderma, pueden ser un apoyo clave para mejorar la calidad y resistencia del cabello desde la raíz.

Tratamientos Tuderma:

Mantener un cabello saludable implica adoptar una rutina de cuidado adecuada y un estilo de vida equilibrado. Es fundamental utilizar productos específicos para cada tipo de cabello, evitando tratamientos agresivos, el uso excesivo de herramientas térmicas y la exposición prolongada a agentes químicos.

Seguir una dieta rica en proteínas, vitaminas y minerales esenciales es clave para la salud capilar, así como el manejo del estrés a través de técnicas de relajación o ejercicio, ya que el estrés puede contribuir a la caída del cabello.

Si notas una caída anormal del cabello, no dejes que avance. Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia y ayudarte a recuperar la densidad y fortaleza capilar. Contamos con soluciones personalizadas que fortalecen el cabello desde la raíz y frenan su caída de manera efectiva. Recupera la vitalidad de tu cabello con un enfoque profesional diseñado para ti.

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