Para reducir el riesgo de desarrollar foliculitis, es fundamental adoptar hábitos de higiene y cuidado adecuados. Mantener una higiene adecuada es clave, por lo que se recomienda lavar la piel regularmente con jabones suaves que ayuden a eliminar bacterias y otros agentes infecciosos sin irritarla. Asimismo, es importante evitar el uso de ropa ajustada, ya que este tipo de prendas pueden generar fricción y favorecer la inflamación de los folículos pilosos. Optar por tejidos transpirables y prendas holgadas permitirá una mejor ventilación de la piel, reduciendo así el riesgo de irritación.
Otro factor que considerar es el método de depilación. Se aconseja utilizar técnicas de depilación menos agresivas y asegurarse de que las herramientas, como cuchillas o depiladoras, estén limpias y afiladas para minimizar la posibilidad de infección o inflamación. Además, en entornos húmedos como jacuzzis o piscinas, es esencial garantizar un mantenimiento adecuado del agua. Hay que asegurar que estos espacios estén correctamente clorados y desinfectados ayudará a evitar la proliferación de bacterias como Pseudomonas aeruginosa, una de las responsables de la foliculitis adquirida en estos ambientes. Implementar estas medidas puede contribuir significativamente a la prevención de esta afección cutánea y al mantenimiento de una piel sana.