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Picaduras: ¿cómo se tratan?

Las picaduras por artrópodos o medusas son un tema frecuente durante los meses del verano en la consulta del dermatólogo. Esto es comprensible debido a que en estas fechas aumenta el tiempo en que estamos expuestos al aire libre y además prescindimos de ropa por lo que dejamos sin ocultar mayor parte de superficie cutánea.

Cuando sufrimos una picadura normal o leve podemos aplicar cremas o lociones calmantes que alivian el molesto picor. Sin embargo, lo más efectivo en los primeros momentos de aparición de las lesiones es el uso precoz de corticoides tópicos.

Aunque en la mayoría de ocasiones las picaduras no dejan de ser algo simplemente molesto y pasajero, en ocasiones pueden complicarse.

La sobreinfección bacteriana es una complicación relativamente frecuente, favorecida por el rascado. Los gérmenes implicados suelen ser los habituales de las infecciones bacterianas de la piel. Se debe sospechar la sobreinfección de una picadura cuando el aspecto de la misma empeora: aumenta la rojez, la inflamación y el dolor o bien la lesión exuda pus. La forma de combatir una infección de este tipo es mediante antibióticos tópicos en la mayoría de los casos, aunque en ocasiones es preciso administrar antibióticos por vía oral.

No hay que olvidar que las picaduras pueden ser una forma de transmisión de enfermedades, en este caso se dice que el agente causante de la picadura actúa como vector, ya que “transporta” e inocula el germen causante de la infección. Pueden ser enfermedades graves que precisan tratamiento específico.

En algunas personas las picaduras producen reacciones inflamatorias exageradas, que pueden limitarse a la zona de la picadura o extenderse más allá. Ésto muchas veces depende de la respuesta inmunitaria especial del individuo y no tanto del agente causante de la picadura. A veces estas reacciones inflamatorias son persistentes y pueden presentarse en forma de brotes. En estos casos es preciso una valoración dermatológica y un tratamiento adecuado prolongado en el tiempo.

Una complicación temida de las picaduras es la reacción alérgica aguda grave, que puede ser incluso mortal. Todos hemos oído hablar de casos graves asociados a picaduras de avispas o abejas. Hay que sospecharla si después de la picadura aparece malestar general, pérdida del conocimiento, dificultad respiratoria, mareo y lesiones cutáneas generalizadas. En estos casos es indispensable acudir cuanto a antes a Urgencias Médicas para recibir el tratamiento adecuado lo antes posible. Los pacientes con esta alergia conocida suelen ir preparados llevando adrenalina autoadministrable, que es el medicamento necesario para superar una reacción grave.

La mejor forma de evitar las picaduras es utilizar ropa protectora y utilizar repelentes adecuados. Cuando se prevee una estancia al aire libre en ambiente rural o campestre conviene llevar zapato cerrado, calcetines altos y manga y pernera largas. Los repelentes pueden aplicarse en la piel expuesta y algunos sobre la ropa.