La piel intolerante, que también puede recibir el nombre de piel sensible o reactiva, consiste en una exagerada y desagradable sensibilidad de la piel producida por diversos estímulos tales como el contacto casual o prolongado de productos cosméticos o irritantes, y una mayor susceptibilidad a factores ambientales, ocupacionales o psíquicos.
No obstante algunos autores, la definen como una condición de la piel más que como una patología clara.
En general la mayoría de los estudios epidemiológicos declaran que alrededor de un 50 % de la población en nuestro medio afirma tener una piel sensible o muy sensible. En general, es algo más frecuente en mujeres y en jóvenes (menos de 35 años). En rangos de edad más avanzado la incidencia disminuye.
Con respecto al tipo de piel, es más frecuente en pacientes con piel seca (estén afectos o no de dermatitis atópica), aunque también puede aparecer en pacientes con piel grasa. Es más frecuente en fototipos de piel clara, y con menor incidencia en población china.
Síntomas
Aparición de enrojecimiento y/o quemazón, picor, tirantez escozor o incluso dolor de forma inmediata o algo más demorada tras la exposición a factores físicos (radiación solar, calor, frío, viento), químicos (cosméticos, jabones, contaminación), psicológicos (estrés).
Tales sensaciones desagradables tienen característicamente una intensidad desproporcionada a los hallazgos clínicos observados y suele afectar a la calidad de vida de la persona.
En el desarrollo de esta afección influyen tanto factores intrínsecos; tales como alteración de la barrera cutánea, mayor estimulación neurosensorial y una respuesta inmune potenciada; y otros factores extrínsecos, algunos como cambio de temperaturas, exposición solar, contaminación, cosméticos, productos de higiene corporal, medicaciones tópicas, vestuario y textiles ásperos, afeitado, estrés.
Desencadenantes
Los desencadenantes más frecuentes son el uso inapropiado y simultáneo de productos cosméticos en la mujer y el afeitado en el hombre.
En algunos casos la intolerancia cutánea puede indicar la presencia de una enfermedad dermatológica subyacente, tales como Dermatitis de contacto subclínica, cuperosis o rosácea, o presentarse como un síntoma más en el curso de otras enfermedades como Dermatitis atópica o seborreica.
Tratamientos
El tratamiento es complejo, aunque en primer lugar se deben evitar los factores desencadenantes, valorar el tratamiento de enfermedades subyacentes dermatológicas (si las hubiera) y seguir una pauta de recomendaciones en el cuidado diario de la piel.
Estas recomendaciones pasan por emplear el menor número de cosméticos eligiendo siempre los indicados para pieles intolerantes, emplear productos libres de fragancias y conservantes, emplear cosméticos que no tenga un numero mayor de 10 componentes, evitar usa productos que contengan alfa-hidroxiacidos, tretinoina o retinaldehído sin valoración medica previa, todos los productos a usar debería ser fácilmente removibles por agua, (no usar cosméticos waterproof, usar productos de compra reciente, ddeseesechar cosméticos antiguos; además evitar dejar tapones abiertos y guardarlos lejos de fuente de calor.
No volver a utilizar cualquier producto de uso diario que haya realizado irritación previa, sin valoración medica previa.
En caso de hiperreactividad prolongada se puede utilizar la estrategia de las dos semanas eliminando todos los productos cosméticos, salvo detergentes syndets, durante dos semanas e ir reintroduciendo los cosméticos necesarios aplicando primero una prueba de 5 noches aplicando el producto en pliegue antecubital valorando reacciones y sensaciones.
Los inhibidores de la calcineurina, los cuales pueden ser prescritos por su dermatologo tienen un potencial efecto inhibitorio o desensibilizante sobre terminaciones nerviosas, ayudando a la mejoría de la sintomatología
¿Se puede corregir con el paso del tiempo?
Dado que es una condición que valorando, estudios epidemiológicos, presenta menor frecuencia en edades más avanzadas, se tiende a pensar que la reactividad cutánea va disminuyendo con el paso del tiempo. Además la piel cuenta con mecanismos de endurecimiento (hardening) frente a agresiones externas mantenidas.
Por lo tanto es una condición dermatológica que con el paso del tiempo y los cuidados diarios adecuados se podría calmar bastante.