La sudoración es un proceso natural y necesario que regula nuestra temperatura corporal. Cuando sentimos calor, a través de las glándulas sudoríparas situadas en la piel, liberamos un líquido acuoso que se evapora en la superficie de la piel. Este líquido, que denominamos sudor reduce la temperatura del cuerpo y proporciona una sensación refrescante.
Sin embargo, en ocasiones la sudoración puede producir algunos efectos incómodos sobre nuestra piel, como el exceso de sudoración o hiperhidrosis, la sudoración con mal olor o bromhidrosis, o la inflamación de las glándulas sudoríparas o sudamina. En este artículo, explicaremos qué es la sudamina, cómo se manifiesta en la piel y cómo podemos evitarla y tratarla.
¿Qué es la sudamina?
La sudamina es una alteración frecuente de la piel que ocurre debido a la obstrucción de las glándulas sudoríparas. El sudor queda retenido en la glándula, la cual termina inflamándose.
Es más frecuente que aparezca en bebés y ancianos, en personas que sudan mucho y en pacientes encamados.
Efectos de la sudamina en la piel
La sudamina se manifiesta como pequeños granitos rojos en la espalda o el escote que con frecuencia producen picor y malestar en la piel
La sudamina puede complicarse con una sobreinfección por microorganismos que frecuentemente se encuentran en nuestra piel como algunos hongos y bacterias que encuentran una puerta de entrada en la zona inflamada, que con frecuencia rascamos. En este caso aparecen mayores rojeces y zonas costrosas.
¿Cómo prevenir la aparición de la sudamina?
Debemos evitar el exceso de sudoración, mantenerse en zonas frescas y ventiladas y cambiarse de ropa con frecuencia para evitar la humedad continuada sobre la piel.
Es importante evitar actividades que puedan generar una sudoración excesiva y usar ropa transpirable y ventilada puede ayudar a mantener la piel seca y fresca.
Por otro lado, es necesario mantener una higiene adecuada tomando duchas cortas pero frecuentes con agua tibia y jabones suaves que reducen el sudor y los microorganismos acumulados en la piel. La hidratación, en estos casos, debe realizarse con geles o lociones ligeras que no bloqueen la salida del sudor.
¿Cómo tratar la sudamina?
Lo más importante es reducir el calor y. la humedad en el cuerpo, manteniendo seca la ropa en contacto con la piel. Además, hay que evitar rascarse y mantener las áreas afectadas limpias y secas para prevenir la inflamación y la sobreinfección de las lesiones.
Para aliviar el picor y reducir la inflamación se pueden aplicar compresas frías o talco líquido en las áreas afectadas para secar y calmar. Si no mejora, el dermatólogo le prescribirá cremas suaves con cortisona o incluso con antibióticos o antifúngicos cuando sea necesario.
En definitiva, la sudoración es una función corporal necesaria, pero puede producir algunos problemas cutáneos como la obstrucción de las glándulas sudoríparas, que lleva a la aparición de la sudamina.
Si experimentas síntomas de sudamina, recuerda mantener una buena higiene y permanecer en lugares frescos con ropa seca. Aplica talco seco o líquido una vez al día. En caso de que las lesiones no mejoren con estas medidas, puedes consultar con un dermatólogo y recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados. Recuerda que cuidar de tu piel es fundamental para mantenerla saludable y libre de molestias.